Al igual que nosotros heredamos el color de ojos de nuestros padres, la boca y la quijada también son características heredadas. Factores como, chuparse el dedo, succionar un chupón, una enfermedad de las encías, el trauma y la pérdida prematura de los dientes de leche también pueden contribuir a una mala alineación o una mala mordida. Los malos hábitos y el desarrollo muscular de la mandíbula también puede resultar en una mala alineación de los dientes o mordida irregular. Uno de cada cinco niños en edad escolar tiene problemas al momento de morder, por lo que no se sorprenda si usted tiene que usar frenillos.