El uso constante de los frenillos genera una suave presión sobre sus dientes con el fin de moverlos a su posición correcta. Parecería que los frenillos están haciendo nada dentro de su boca, pero en realidad, a cada momento del tratamiento algo bueno está ocurriendo. Los frenillos y el alambre que los une son los dos componentes principales. Los frenillos son una pieza especial de metal o de cerámica que se colocará en cada diente. A continuación doblamos el alambre de forma que refleje su mordida «ideal» (como queremos que luzca después del tratamiento). El cable doblado trata de volver a su forma original y va moviendo los dientes poco a poco. Imagínese que el cable mueve el diente y lo desprende del hueso de un lado, al mismo tiempo el hueso de la mandíbula cede a la presión por el otro lado. El diente se mueve, y el hueso crece en el espacio generado por el movimiento del hueso. Parecería que nada ocurre pero progresamos poco a poco.